Reunificación alemana.

El término reunificación alemana (en alemán: Deutsche Wiedervereinigung) se refiere a los cambios políticos y sociales acontecidos durante los años 1989 y 1990 en Alemania, los cuales concluyeron en la adhesión de la antigua República Democrática Alemana (RDA) bajo la jurisdicción de la República Federal de Alemania (RFA). La denominación «reunificación» se utiliza en contraste con la primera unificación de Alemania, la cual encaminó hacia la creación del Imperio Alemán en 1871.

Después de la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 y la conclusión de las primeras elecciones multipartidarias y democráticas ocurridas en la RDA el 18 de marzo de 1990, pudieron entablarse negociaciones entre ambas naciones alemanas para garantizar su reunificación mediante la ratificación del Tratado de Unificación (en alemán: Einigungsvertrag) y el Tratado Dos más Cuatro, en presencia de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y la Unión Soviética, las cuatro potencias ocupantes de Alemania entre 1945 y 1949. La Alemania reunificada se convirtió en un miembro de la Comunidad Europea (la antecesora de la Unión Europea) y la OTAN. La entrada en vigor del Tratado de Unificación el 3 de octubre de 1990 es celebrada todos los años desde 1991 como el Día de la Unidad Alemana.

También se ha utilizado el calificativo de «anexión» de Alemania Oriental por parte de Alemania Occidental,2 ya que en el territorio de la antigua RDA se impuso el modelo occidental.
Ubicación: 100 metros este Taller Wabe, Granadilla Norte, Curridabat San José, Costa Rica.  Cop Al término de la Segunda Guerra Mundial, Alemania existía aún como Estado, aunque completamente inhabilitado para ejercer funciones como tal, mientras que la autoridad sobre el territorio alemán era ejercida por el Control de Consejo Aliado.3 La creación de la RFA el 23 de mayo de 1949 significó una reorganización del Estado alemán dentro de su derecho constitucional, con una potestad y soberanía similar a países que representaron a este Estado, como el antiguo Imperio Alemán. El canciller de la RFA, Konrad Adenauer, declaró a finales de 1949 que el gobierno de este país proclamó la continuidad del Estado alemán por medio de la existencia de la RFA.4 El estatus legal de la RFA como Estado sostenido por Adenauer fue confirmado igualmente por el Tribunal Constitucional de Alemania.

Para que el proceso legal de la reunificación alemana tuviera vigencia, el 23 de agosto de 1990, la Volkskammer —el parlamento de la RDA— aprobó la creación de una nueva nación alemana unificada según lo establecido en el artículo 23 de la Ley Fundamental —constitución de la RFA—,6 permitiendo así la ratificación de una propuesta de ley creada el 22 de julio del mismo año, la cual reconocía la anexión de las catorce regiones administrativas de la RDA y su capital, Berlín (Este), por parte de la RFA. Dicha ley entró en vigor el 14 de octubre del mismo año.7 La legalidad de estas negociaciones desarrolladas con el parlamento germano oriental fue reconocida a nivel internacional tras la firma del Tratado Dos más Cuatro el 12 de septiembre del mismo año, el cual también permitió el ejercicio de la soberanía del Estado alemán sobre Alemania como un todo.

La Ley Fundamental ofreció una solución legal ante una eventual reunificación de Alemania, ya que en ésta en su artículo 23 se contemplaba el ingreso futuro de «otras partes de Alemania».9 El 29 de septiembre de 1990, en la redacción del preámbulo10 y del artículo 146 de dicho documento oficial11 se señaló que la reunificación del país había sido concluida, mientras que el artículo 23 fue retirado de la constitución alemana sustituyéndose en 1992 por otro referente a la Unión Europea. La capital de Alemania, Berlín, fue igualmente dividida como el resto del país en cuatro zonas de ocupación. Al este de la ciudad, fue establecida la capital de la RDA por el Estado germano oriental, el cual también otorgó a la misma la condición de Estado el 28 de junio de 1961.12 Sin embargo, las potencias occidentales —Estados Unidos, Reino Unido y Francia— rechazaron la legitimidad de Berlín (Este) como capital y parte constituyente del territorio de la RDA porque dicha ciudad estaba bajo la jurisdicción de las naciones participantes de la Conferencia de Potsdam y Francia.13 Pese a ello, el Tratado de Unificación en sus artículos 1 y 2, decretaron la unión de los veintitrés distritos de Berlín —Este y Oeste—, así como el establecimiento de la capital de la Alemania unificada en esta ciudad.

Partición de Alemania

Tras el consenso logrado por las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial en la Conferencia de Yalta, concretándose después en la Conferencia de Potsdam (2/8/1945), la extensión territorial alemana fue dividida en cuatro zonas de ocupación, tres ubicadas al oeste —bajo la jurisdicción estadounidense, británica y francesa— y una en el este bajo la jurisdicción soviética; las cuales constituirían en 1949 a la RFA y la RDA, respectivamente.15 La capital de Alemania, Berlín, fue igualmente dividida en cuatro zonas de ocupación. Así mismo, se delimitó la frontera oriental alemana tras la línea Oder-Neisse16 y fue decretada la cesión de varios territorios alemanes a otros países: las islas Helgoland al Reino Unido, Alta y Baja Silesia, Neumark, Pomerania Central y el sur de Prusia Oriental a Polonia; mientras que el norte de esta región estaría bajo la administración soviética.


Entre los territorios ocupados, el Sarre era la excepción porque fue fundado en 1947 como un protectorado francés autónomo. Aunque mantenía fuertes vínculos con la economía y política francesa,17 éste no mantenía ninguna adhesión con su sistema jurídico,18 lo cual permitió la creación de una autoridad gubernamental,19 una moneda de curso legal propia20 y la emisión de documentos de identidad y pasaportes. El 27 de octubre de 1956 fue ratificado el Tratado de Sarre, el cual autorizaba la adhesión de este protectorado a la RFA como un Estado federado a partir del 1 de enero del año siguiente.

El 10 de marzo de 1952, Iósif Stalin propuso un plan de reunificación de las naciones alemanas bajo términos muy similares a los que se adoptaron al poco tiempo en Austria. La llamada «Nota de Stalin» requería que se creara una Alemania neutral, la cual tendría su frontera oriental en la línea de Oder-Neisse. Stalin también hizo un llamado a que todas las tropas aliadas se retiraran de la zona en el plazo de un año. El canciller de la RFA, Konrad Adenauer, anunció que preferiría que Alemania se integrara al resto de la Europa Occidental. Además, los gobiernos de Francia, Reino Unido y Estados Unidos rechazaron la propuesta de reunificación hasta que existieran las condiciones para efectuar elecciones libres.

Inicialmente la República Federal de Alemania y sus aliados de la OTAN no reconocieron el gobierno de la República Democrática Alemana ni el de la República Popular de Polonia, de acuerdo a la estrategia de política exterior conocida como Doctrina Hallstein.25 A principios de la década de 1970, el canciller de la RFA, Willy Brandt, comenzó una política de distensión conocida como Ostpolitik con los países de la Europa del Este, especialmente la RDA. Esta política de acercamiento, si bien no consiguió superar la división entre ambas naciones alemanas, sí logró el establecimiento de relaciones diplomáticas.

Contexto histórico de la RDA

Aunque se mostraba preocupante la situación general de la RDA durante la década de 1980, no se efectuaron ninguna clase de reformas económicas, políticas o sociales, lo cual generó desconfianza en la gestión del gobierno.  La ineficiencia del Estado germano oriental fomentó la proliferación de manifestaciones en favor de la reivindicación de las libertades políticas e individuales,  el respeto y cumplimiento de la dignidad humana, del Estado de Derecho establecido en la RDA y del pluralismo político,  así como el cumplimiento de algunas otras exigencias como la objeción de conciencia y la protección del medio ambiente.

La calidad de vida de los habitantes germano-orientales a finales de la década de 1980 era superior a Portugal y Grecia, ambos miembros de la Comunidad Económica Europea, así como a la de los países del bloque socialista en términos de poder adquisitivo, atención médica y desarrollo social. Además, la RDA era entonces la décima potencia industrial en el mundo.  Sin embargo, el suministro de mercancías, piezas de recambio, maquinaria y materia prima era insuficiente para la sustentabilidad de la economía de la RDA.

El gobierno de la RDA autorizaba la represión y vigilancia de la población a través de la policía secreta del Estado, la Stasi, irrespetando así las libertades individuales. Este mismo gobierno vulneraba las libertades políticas debido a la superioridad que ejercía el Partido Socialista Unido de Alemania (PSUA) sobre los demás partidos y la inexistencia de votaciones. De hecho, la única vez que se efectuaron comicios electorales fue durante las elecciones locales del 7 de mayo de 1989, cuyo resultado fue una mayoría absoluta del 98,8% a favor del PSUA por medio de un fraude electoral.34 Así mismo, el sistema judicial durante la existencia de la RDA estuvo sujeto a las limitaciones impuestas por el Gobierno germano-oriental, lo cual permitió la influencia de la ideología marxista-leninista del partido político dominante, el PSUA.

Durante la década de 1980, las restricciones con respecto a las solicitudes de viaje impuestas por el Gobierno germano-oriental  y la persecución de los «fugitivos de la República» (en alemán: Republikflüchtinge) hacia la RFA fueron criticadas por sectores opositores, así como por la inexistencia de garantías legales hacia los expatriados al regresar a la RDA y los emigrantes.

Las políticas de reestructuración y transparencia impulsadas por el Secretario General de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, supuso la restauración de la soberanía plena para los países miembros del Pacto de Varsovia, reemplazando a la Doctrina Brézhnev.37 Esto afectó severamente la existencia del régimen socialista en la RDA, debido a que Gorbachov prohibió cualquier tipo de intervención —incluyendo la militar— en los asuntos internos de los miembros del Pacto, entre los cuales se encontraba la RDA.

Pese a las reformas políticas de Gorbachov, el secretario general del PSUA, Erich Honecker, rechazó cualquier intento de aplicar reformas liberalizadoras, aunque éstas fuesen moderadas. Igualmente, el gobierno de este país reprimió las protestas que simpatizaran con las acciones del gobierno soviético.